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FUE CONSAGRADO EN LA IGLESIA CATEDRAL

El nuevo Obispo Auxiliar de Corrientes pidió a la Virgen de Itatí, “no apartes tus ojos de mí”

Monseñor Andrés Stanovnik presidió la consagración. Estuvieron presentes los otros tres Obispos de la Provincia. La ceremonia se vivió con las medidas de distanciamiento social y fue seguida virtualmente por miles de personas en todo el país.

En una tarde de gracia y celebración, Corrientes vivió ayer un histórico acontecimiento, la consagración de un Obispo, monseñor José Adolfo Larregain, quien asumió como Auxiliar en la Arquidiócesis y a modo de plegaria pidió a “la Tierna y Dulce madre de Itati, que miras con ojos de misericordia a tu pueblo correntino no apartes tus ojos de mí”. En el marco de la fiesta de San Pedro y San Pablo, la ceremonia fue presidida por el Arzobispo, monseñor Andrés Stanovnik y concelebrada por el Obispo emérito, y los obispos de Goya y Santo Tomé. Con las medidas de distanciamiento social que se viven por la pandemia, se contó además, con la presencia del Gobernador de la Provincia y el Intendente de la ciudad, y miles de fieles acompañaron el momento a través de las redes sociales.  

“Nosotros somos testigos”, es la expresión bíblica que monseñor Larregain eligió como su lema episcopal. Sobre esta frase, en su homilía, monseñor Stanovnik destacó que es repetitiva en “los valientes discursos del Apóstol Pedro en circunstancias adversas, en las que corría peligro aún su propia vida. Es frecuente que el anuncio de la Buena Noticia de Jesús provoque hostilidad y rechazo, porque su propuesta convoca a vivir un estilo de vida fraterno, atento a todos, especialmente a los que la sociedad rechaza como indeseables y sobrantes”. Y agregó luego que, “la mentalidad mundana no soporta el Evangelio y menos aún a los evangelizadores. Sin embargo, no hay cadenas que puedan sujetar la fuerza del Evangelio ni impedir la predicación del ministro”.

En otro momento de su mensaje, al nuevo Obispo le dijo: “Querido Hermano José Adolfo. Ambos venimos de transitar el camino espiritual en la fraternidad franciscana. Allí aprendimos, movidos por el Espíritu del Señor, la gracia de ser hermanos menores, y durante algunos períodos, hemos desempeñado también el sacrificado y beneficioso ejercicio de ser ministros de los hermanos. Te recomiendo que recuerdes con frecuencia la carta que le escribió Francisco de Asís a un ministro, en la cual le exhorta con estas palabras: “Que no haya hermano alguno en el mundo que haya pecado todo cuanto haya podido pecar, que, después que haya visto tus ojos, no se marche jamás sin tu misericordia”. Y que este espíritu de fraterna compasión invite a todos a acercarse a tu persona sin temor y que ningún fiel laico, sacerdote o persona consagrada, deje de encontrarse con una fraterna y misericordiosa acogida del obispo, padre y hermano. Porque “Nosotros somos testigos”, como explicaste en tu lema episcopal, testigos del poder de Jesús resucitado y vivo en medio de su pueblo, que es quien hace posible la creación de una nueva comunidad fraterna. Vas a recibir una unción de júbilo, como es todo lo que proviene del Espíritu Santo”.

La ceremonia                                                                                       

Monseñor Larregaín estuvo acompañado por el padre Roberto Báez y fray Fredy Fernández quien fue el encargado de presentarlo, según señala la liturgia. Fue él además, quien leyó las palabras del Papa Francisco al nombrarlo a Obispo auxiliar de Corrientes al sacerdote franciscano que hasta ese momento era párroco de Virgen de la Paz, en la diócesis de Merlo-Moreno.

La liturgia de consagración, que fue presidida por monseñor Stanovnik como celebrante, y tuvo como co-consagrantes a monseñor Domingo Salvador Castagna, emérito de Corrientes, monseñor Adolfo Canecín, Obispo de Goya y Gustavo Montini, de Santo Tomé. Además, estuvieron los Vicarios episcopales.

Luego monseñor Larregain fue interrogado acerca de su disposición para llevar adelante el ministerio episcopal. Muy emotivo y solemne fue el momento de la postración en la que los presentes rezaron a los Santos para pedir su bendición. Después, ya de rodillas, el Obispo celebrante, en silencio, impuso las manos sobre su cabeza del elegido. Luego hicieron lo propio monseñor Castagna, Canecín y Montini. Juntos rezaron, la Plegaria de Ordenación.

Entonces llegaron los otros ritos que confieren un profundo significado a la liturgia, la imposición del Evangeliario, la unción con el sagrado óleo, la entrega de la mitra y báculo, todos signos que identifican al Obispo.

Tras ser consagrado Obispo, monseñor Larregaín se instaló en el presbiterio junto a sus hermanos y acompañó la celebración de la Santa Misa. En representación de los sacerdotes diocesanos, el padre Roberto Báez dijo unas palabras al nuevo Auxiliar; por la vida consagrada lo hizo una hermana clarisa y luego, un representante de la Junta de Laicos.

 

Un agradecido

Un muy emocionado Obispo Larregaín, pronunció antes de la bendición final unas palabras, sobre todo, cargadas de agradecimiento:

“Agradezco  a Dios nuestro Señor por este día tan especial para mi vida en el cual, el camino recorrido por ustedes y mi camino, se hacen uno sólo para seguir transitando tras las huellas de Jesús y la construcción de su Reino. Es un nuevo paso vocacional, al menos así lo quiero vivir. Es la invitación a un sí más, dentro del gran sí que un día dije y que hoy renuevo en esta bella fecha de los santos Pedro y Pablo.

Agradezco al Papa Francisco y a quienes pusieron la confianza en mí para este servicio que hoy se me encomienda. Mi gratitud a todos los presentes, que representan a los que hoy les gustaría estar. De todos modos las redes sociales y los medios han hecho posible la transmisión de la celebración. Aprovecho para saludarlos a todos, los abrazo con el alma. Muchas gracias por todas las expresiones de cariño y saludos recibidos.

Gracias Monseñor Adolfo, Monseñor Gustavo, Monseñor Domingo y Monseñor Andrés por conferirme la plenitud del sacramento del Orden en el episcopado. El cual es gracia, servicio y cruz.

Doy gracias a Dios por mi familia, especialmente mi madre, hermanas, sobrinos, primos, demás familiares y amigos. Están todos muy presentes.

A la Provincia San Francisco Solano. A cada uno de ustedes hermanos, especialmente los que han sido mis formadores, con los que viví y compartí todos estos años tan hermosos de mi vida. Gracias por el don de la fraternidad y el regalo de ser hermanos.

A las comunidades por dónde pasé y tuve responsabilidades pastorales: Ciudadela Parroquia San Antonio y capilla Santa Clara del barrio Ejercito de los Andes; Parroquia La Purísima en Tartagal, San Francisco en Río Cuarto, Capilla San Cayetano en La teja y  Parroquia Virgen de la Paz con sus nueve comunidades con quienes compartí estos últimos diez años. En el cayado pastoral están todos representados por un pequeño trozo de madera que aportó cada comunidad.

A la Iglesia particular que peregrina en Corrientes, de la cual ya comencé a experimentar su cercanía, sencillez y profunda fe, le agradezco los gestos fraternos de bienvenida. Saludos a todos los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas, comunidades parroquiales, instituciones sociales, gubernamentales y pueblo correntino. Hago propias las palabras del salmista: “me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad” (Sal 15,6).

Pido a nuestro Señor que se haga en mí lo que hemos venido rezando en este tiempo: que sea (que seamos) un verdadero testigo de la Buena Noticia; que tenga un corazón comprensivo, sabio y prudente, de hermano; me conceda el discernimiento necesario para escuchar, hablar y actuar con rectitud y coraje, abierto a la acción del Espíritu Santo.

Tierna y Dulce madre de Itati, que miras con ojos de misericordia a tu pueblo correntino no apartes tus ojos de mí”.

Con el paso del tiempo, las crónicas dirán que fue un acontecimiento histórico, por el contexto de pandemia y distanciamiento social que permitió que sólo unas 25 personas puedan presenciar la ceremonia; y porque es el segundo Obispo auxiliar que tiene la Diócesis tras 92 años, y porque hoy, por primera vez, hay tres Pastores en esta Iglesia particular. Pero, sin dudas, lo más importante es que fue un “acontecimiento de gracia” porque la celebración estuvo acompaña, a la distancia y virtualmente, por miles de personas de todo el país y de otros países, que se hicieron presentes a través de cálidos y emotivos mensajes dedicados al nuevo Obispo y de una ferviente oración por él y su ministerio.

 

 

NOTA: Texto completo de la homilía de monseñor Stanovnik en: http://www.arzcorrientes.org.ar/noticias/5378