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Arquidiócesis de Corrientes


Una Iglesia centenaria bendecida por Dios.


La Iglesia particular de Corrientes ha celebrado, jubilosa y agradecida a Dios, los primeros 100 años de su erección como diócesis, sabiendo que la vida de fe del pueblo correntino tiene más de cuatro siglos. Se remonta hasta el acto mismo de su fundación, cuando sobre la zona alta barrancosa, próxima al río Paraná, en Arazatí – la séptima de las puntas características del Litoral de la ciudad- se erigió una Cruz, venerada hoy como la Santísima Cruz de los Milagros, la que junto a la hermosa imagen de la pura y limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí, Tiernísima Madre de Dios y de los hombres, constituyen los dos amores del alma correntina.

La Cruz de los Milagros, como toda cruz es símbolo no solamente de sufrimiento y dolor sino también de vida y resurrección. Resume la fe en Jesucristo como Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, que dio en ella su vida por nosotros. Además, la Cruz de los Milagros es una reliquia ya que se trata del madero bajo cuya sombra nace y crece la ciudad de Corrientes.

Se la llama también la cruz fundacional porque se trataría, según unos pocos, de la plantada con motivo de la fundación de la ciudad. Más allá de si corresponde a la verdad histórica o no, para los correntinos es fundacional en cuanto inspira un sentir común, simbolizando, con la Virgen de Itatí, la primera evangelización.

“Tiernísima Madre de Dios y de los hombres que, bajo la advocación de la pura y limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí miraste con ojos de misericordia por más de cuatro siglos a todos los que te han implorado, no deseches ahora las súplicas de este tu hijo, que humildemente recurre a ti…”