En la localidad de San Miguel, se reza la novena en preparación a la fiesta del Patrono del pueblo, con el deseo de “caminar juntos”. El Obispo auxiliar presidirá los actos centrales del día litúrgico, el 29 de septiembre.

Todos los días de la novena, a las 6, se reza el Rosario de la Aurora; a las 6.30 y a las 20, se celebra la Santa Misa. En cada jornada, se reflexionará sobre diversos llamados que ha dejado este tiempo pre Sinodal, como por ejemplo, el ser misioneros en las familias, entre y con los jóvenes; el saber escuchar al prójimo como una fuente de paz, escuchar especialmente, a los niños.

Hoy, en víspera de la fiesta patronal del pueblo, a partir de las 16, se dará la bienvenida a las imágenes de las comunidades vecinas; a las 21.30, se compartirá una cena comunitaria para esperar juntos el inicio del día de San Miguel y saludarlo con la celebración de la Santa Misa.

El viernes 29, la primera Misa del día se oficiará a las 8. A las 11, se celebrará la Misa Solemne. Por la tarde, la procesión se iniciará a las 17, y luego se celebrará la Misa de clausura, que será presidida por monseñor José Adolfo Larregain.

En la Carta Pastoral del administrador parroquial, padre Daniel Danuzo, en la que invita a vivir este tiempo especial a toda la comunidad, se destaca la intención de “renovar el don maravilloso de ser hijos de Dios y animarlos a responder al llamado de Jesús a ser familia en una Iglesia sinodal en comunión, participación y misión, es un llamado para todos los bautizados”. También expresa su deseo de que “en este tiempo de gracia y bendición podamos abrir nuestro corazón al llamado de Dios a vivir como comunidad parroquial pensando en nuestro compromiso como cristianos en la práctica de la escucha y el discernimiento, valores que deben reanimar nuestra vida y no conformarnos en un mero cumplimiento circunstancial externo sin continuidad”.  Para el sacerdotes, “este tiempo de encuentro y de compartir” debe alentarlos a “Caminar juntos como Iglesia en espíritu de Sinodalidad, bajo el amparo de la

Cruz de los Milagros y guiados de la mano de nuestra Madre Santísima como aurora de un nuevo amanecer, a la toma de conciencia de los desafíos de la hora actual y decidir centrar nuestra vida en el misterio pascual, como centro y culmen de nuestro ser cristiano”.